sábado, 27 de junio de 2009

Pobreza y resiliencia en el Perú


La pobreza en el Perú ha sido un factor que retraza el desarrollo de los peruanos y limita las oportunidades de superación. Sin embargo, en investigaciones citadas por Patricia Andrade (Del déficit a la fortaleza, 1994), se ha encontrado que existen niños expuestos a factores de riesgo que muestran una capacidad para enfrentar positivamente diversas situaciones, esta es la llamada resiliencia. El presente informe tiene como objetivo mostrar las consecuencias que tienen la pobreza sobre el desarrollo y las posibles intervenciones que pueden llevarse a cabo durante la infancia para enfrentar este problema. Primero, procuraremos esclarecer las consecuencias de la pobreza en el desarrollo humano. Asimismo, clarificaremos la importancia de la resiliencia en las personas, en especial en los niños. Y por último, daremos a conocer el papel docente y la escuela dentro de este proceso.

La pobreza, como muchos sabemos, es la principal causa del bajo nivel del desarrollo de las personas. Este mal no solo genera limitaciones económicas, también es un factor directo e indirecto de la desnutrición y de una mala salud. Originando que los niños tengan un bajo desarrollo intelectual y, a su vez, un bajo rendimiento escolar. La pobreza no solo se muestra en la cantidad de personas que reciben más y en el número que recibe menos ingresos. La pobreza es también aquella, en la cual podemos encontrar personas que no tienen ningún recurso económico para poder subsistir. Lo peor de todo esto es que, estas últimas personas, mantienen esta condición de manera generacional, es decir, los hijos tampoco pueden salir de este estado. Esto se debe, en gran parte, a que el tiempo de permanencia en un estado, en este caso el de pobreza extrema, hace que el riesgo a la disminución de nivel intelectual aumente; formando así personas incapaces para toda la vida.

Una limitación muy grande que tiene la pobreza es que no permite la libertad; las personas no tienen elección a poder vivir de otra manera, en otras palabras, no tienen la posibilidad de elegir entre otras formas de vida más saludables y buenas. Amartya Sen (Romper el ciclo de la pobreza, invertir en la infancia, 1999) considera el desarrollo como la ampliación de la libertad; por lo tanto, para que este se produzca de manera adecuada no se puede negar la libertad. Esto es importante, ya que la capacidad de poder elegir, hace que uno logre ser alguien mejor a futuro. Esto se debe a que una persona que tiene una buena experiencia de niño, segura y favorable puede lograr mantener y hasta aumentar su habilidad para seguir viviendo una vida buena y plena, tener la aptitud necesaria para ganarse la vida y ser económicamente productivo, aprender a participar activamente en la sociedad e incentivar la democracia participando activamente en ella.

Se dijo anteriormente que la pobreza extrema te lleva a mantenerte en ese estado debido al bajo nivel intelectual que se genera, pero existen casos donde este factor no ocurre de ese modo y es aquí donde entra la resiliencia. Esta nace como parte de la interacción de las fortalezas personales, las del entorno y una situación de desafío. Esta se expresa mediante una respuesta positiva hacia una condición negativa que puede ser recurrente o excepcional en la vida. Pero, debemos de aclarar que no se trata de resistir un problema, si no mas bien, de recuperarse de una situación para seguir con nuestro desarrollo de manera óptima. No debemos de creer que la resiliencia es un estado que solo algunos pueden lograr desarrollar, ya que esto no es otra cosa que la capacidad que todos tenemos para lograr adaptarnos a diversas situaciones y que solo necesitamos de alguna oportunidad para poder manifestarlo.

Para lograr generar en los niños la resiliencia es necesario suscitar en ellos una actitud reflexiva, capacidad para resolver problemas, mayor autoestima, autonomía, apatía y sentido positivo del humor, y por último una actitud competitiva con control interno. Por parte de la familia también es necesario que le brinden cuidado, lazos fuertes, oportunidades para que asuman responsabilidades y un hogar estable. Y por ultimo, por parte de la escuela y docentes, se busca que le ofrezcan al niño oportunidades para un desempeño académico exitoso, diversas actividades y estrategias pedagógicas, relaciones de afecto y preocupación, y expectativas positivas altas para que el niño logre ir más lejos de lo que cree. Un ejemplo de todo esto son “Las Casitas de Juegos”, aquí se busca que, a través de talleres lúdicos, los niños trabajen sus capacidades asociándolas con la resiliencia. Logrando con ello incrementar su fuerza interna y su capacidad para apoyarse en los demás.

En conclusión, El desarrollo integral del ser humano se ve afectado por la pobreza. Para erradicar este problema de raíz deberíamos invertir en la primera infancia, ya que son los momentos cruciales en el cual el niño desarrolla capacidades que lo ayudaran en su vida futura, es decir, cuando sea adulto. Asimismo, esta inversión debería plasmarse en un programa que tenga como estrategia el desarrollo de la resiliencia, debido a que, como hemos expresado, esta capacidad es imprescindible para que el individuo pueda resolver problemas por su propia cuenta y puedan surgir.

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